Vos no sabés nada




Adiós Nonino, qué largo sin vos será el camino.

A vos te parece sencillo, pero no lo es. Ahora venís a reclamar igualdad cuando vos fuiste el que se fue y ni para sus cumpleaños te asomabas. Estabas conquistando el mundo, según vos, y no te quedaba tiempo ni de llamar a tu papá. Está bien, vos estabas en tu derecho, ok, lo que querás, pero por eso mismo no pensaba que vendrías a mencionar lo de la plata. Sos un cabrón, y no te pego un tu vergazo sólo porque estamos en la funeraria. Vos en realidad nunca fuiste su hijo, sólo fue que tenés su apellido, porque de alguna manera te tenías que llamar.

Vos no sabés lo que sentía yo cuando en sus días de hospital quería aliviar su dolor y no podía aunque hiciera todo lo que pudiera. Vos nunca le limpiaste el culo, nunca recibiste un vómito de él. No sabés ni mierda cerote, no sabés ni mierda. No te enteraste de las veces que lo llevé con el doctor y examen tras examen y el dolor le seguía. Ni una puta llamada pudiste hacer y el pobre viejo todavía me decía que no te llamara para no molestarte.

Vos nunca te desvelaste a la par suya cuando él no aguantaba los dolores. No sé por qué en la noche es cuando se sienten peor los enfermos. Me tocaba atenderlo y hacer que comiera un poco a la fuerza, sacándome sonrisas y chistes en medio de mi amargura. Hubo noches en que lloré a la par de su cama porque el viejo se estaba yendo y no podía evitarlo. Vos no sabés nada cerote. Nada.

¿Por qué venís ahora a hablar de pisto? Vos llevás su apellido pero no sos hijo suyo, no lo sos. Vos siempre te creíste más que los demás, siempre creíste que éramos gente sin ambición, sin iniciativa, te burlabas de nosotros, te burlabas de que él siguiera con sus ideales o que yo trabajara de mesero en un restaurante.

Yo no soy nadie para juzgarte a vos, pero me encabrona que vos me vengás a preguntar que cómo quedaron los ahorros que él te había mencionado. ¿No podías esperar hasta mañana?  ¿No que vos eras un ganador pues? Ni se ha terminado de enfriar el cuerpo de papá y vos ya vas como buitre tras el pisto. Me decís que la crisis mundial te jodió, pero eso fue por tu propio gusto, por ser un codicioso y meterte a negocios que no conocés bien. Para pendejo no se estudia y vos sos la muestra de eso.

Vas a tener tu pisto no te preocupés, pero me vas a seguir escuchando la trompa porque después de aquí no quiero volver a saber de vos nunca más. Para mí te moriste vos también, y no creás que no me duele. ¿A dónde se fue ese mi hermano que de niño se dejaba meter goles para que yo ganara los partidos en el patio de la casa? Yo te he estado insultando pero me duele vos, me duele. Me duele saber que no viniste para abrazarme fuerte y llorar conmigo, porque lo primero que te sale de la trompa es el dinero.

Si querés aquí mismo te doy el cheque con tu mitad. Yo hice mi pisto, sabelo, sin pretender ser la gran mierda como vos. Me pela que nos esté escuchando tu hijo, mejor que sepa que clase de papá tiene, así tal vez se aleja de vos por su propio bien. Hasta parece que te alegraras de que papá se haya ido, para así echarle mano a sus ahorros.

¿Sabés que contestaba él cuando le preguntaban por vos? Sonreía y decía que te habías ido a los “Estados” y que allá trabajabas de ingeniero, que te había ido bien, que tenías dos nenes hermosos y que siempre llamabas. Aunque casi nunca lo hiciste. El era el que llamaba y apenas si tenías tiempo para contestarle, siempre andabas dizque trabajando. Cuando llamabas él era todo alegría y si necesitabas algo de plata, allá iba, sin preguntas, sin condiciones. Vaya si él no era padre incondicional para querer a una mierda como sos vos.

No sé de dónde te salió lo caquero, no sé si fue tu mujer o si siempre fuiste así. Siempre te interesó más impresionar a la gente, aparentar aunque no fueras nada. Y así fue como te conseguiste esos tus amigos que te embaucaron y se fueron con todo tu pisto. Para mulas, vos. Ah, es que eran gente fina, cómo se va a imaginar uno. Si pues, a la gente se le mide por sus acciones, y no porque se vistan a la moda y usen buenos perfumes y anden en buenos carros. Pero en tu mundo lo que importa es la apariencia y por eso te va como te va.

La última noche fue terrible, llovía fuertísimo. Yo salí tres veces a la farmacia a comprar medicina para inyectarle y calmarle el dolor pero no se le calmaba, no se aliviaba, no estaba tranquilo. No aguantaba el oxígeno, pero no podía estar sin él. A cada rato quería que le cambiara de posición la cama. Escupió sangre como cinco veces. Yo todavía le dije al iniciar la noche, en broma, que iba a ser su enfermero oficial, que si tenía alguna queja podía hablar con gerencia. Él sonrió y fue la última vez que lo vi sonreír. Vos no sabés nada, ni mierda sabés.

No sé si de veras sentís algún tipo de dolor. Sólo aprendiste a quererte a vos mismo, a ser el centro de todo. Y el viejo todavía orgulloso de vos disculpándote cuando hacías una mulada. No sé cómo alguien tan grande como él pudo tener a un hijueputa como vos. A vos no te va a hacer falta el viejo porque nunca fuiste su hijo. No podés lamentar su ausencia porque nunca lo tuviste presente.

Yo sí voy a sentir su ausencia, y mucho. Me hará falta que me llame y me diga Josesito, traéme una mi hamburguesa. Me va a hacer falta que encienda las luces cuando llegue con el carro, que me tenga paciencia y me sonría cuando me enojo. Porque era un viejo de ahuevo, era un gran tipo mi viejo, como dice la canción. Vos no entendés nada de este dolor, vos estás hecho de plástico. Vos no sabés nada, tomá este cheque en blanco y ponele la cantidad que querás. Vos quedáte con el pisto, pero dejáme enterrar a mi viejo en paz, por favor andáte y no volvás más.

José Joaquín

Soy José Joaquín y publico mis relatos breves en este sitio web desde 2004. ¡Muchas gracias por leer! Gracias a tus visitas este sitio puede existir.

Artículo Anterior Artículo Siguiente