Me ingresaron al hospital una noche de viernes por una apendicitis. Creo que tuvo buen ojo el médico porque desde que me evaluó me dijo que era apendicitis pero que de todos modos habÃa que confirmarlo con exámenes. Ingresado al hospital, en espera del cirujano y con una inyección para el dolor estaba aliviado y viendo videos y memes redes sociales. Salieron positivos los exámenes y en efecto era el apéndice, habÃa que sacarla.
Gugleé la apendicitis y todo parecÃa indicar que era algo sencillo y que un cirujano experimentado lo podÃa hacer en minutos. Mi papá era el más preocupado, yo era el hijo mayor y con 17 años era muy joven para morir. Yo no me sentÃa tan mal y estaba haciendo bromas con mi hermano pequeño. ¿Si te morÃs me dejás tus juegos de la play? Calláte cerote. Heredáme tu bici. Ni mierda. Y asÃ.
HabÃa un par de enfermos más en el hospital, según escuché. Una señora mayor que tosÃa y hablaba muy fuerte y un tipo al que le dio taquicardia por comer un brownie de mota. La señora mayor decÃa que le costaba respirar si se acostaba. Escuché que el doctor le decÃa que tenÃa mucha agua en el cuerpo pero que no podÃa darle un medicamento que se la sacara rápido porque otras cosas pasarÃan.
La señora, que se llamaba Beatriz, al parecer estaba muy enferma. TosÃa mucho.
Doña Beatriz estaba con su hermana. Bea, le decÃa, ese pisado del Mauricio tu hijo, ni siquiera se ha asomado y eso que ya llevás tres dÃas acá. Siempre fue desamorado, respondió la señora. La enfermera entraba a cada rato y le llevaba un poco de agua, le revisaba el suero o le acomodaba la almohada.
Me dormà un par de horas y luego me despertó el dolor. No era muy fuerte pero me despertó. Durante mi sueño habÃa llegado la hija de doña Beatriz. Estaba llorando. Sabés que siempre te quise mami, que vos sos el pilar de la familia. Le habÃan puesto oxÃgeno. Ella dijo que le ardÃa al principio. Yo también te quiero nena, mirá en los lÃos en que me meto. La hija dijo que estaban pensando llevarla a otro hospital que tuviera intensivo porque este no tenÃa. Para qué van a hacer nada mija, si yo ya estoy caminando. No diga eso mami, cállese, no lo diga. Por favor.
Dijo, un poco triste, que estaba vomitada, cagada y miada, que qué más le faltaba.
Mi papá se habÃa quedado conmigo y estaba bien dormido. Yo creo que habÃa tomado alguna pastilla porque estaba muy nervioso cuando llegué. Me quedaba poca baterÃa del celular y lo puse a cargar. Doña Beatriz comenzó a llorar. Estaba muy apenada por la Viole, su nieta que trabajaba en un call center y que andaba muy estresada. Por qué no busca otro trabajo, decÃa, que siempre la miraba cansada y molesta, que para qué querÃa ese trabajo.
Escuché que la llamó Mauricio. Vamos a salir de esta mijo, dijo doña Beatriz. Ya sé que me querés mucho, Mauricio, yo entiendo que no vinieras, quedáte tranquilo. Estoy muy mala pero vamos a salir de esta. Se quedaron callados por unos segundos. No llorés Mauricio, vamos a salir de esta.
Mi papá despertó y salió a preguntar a enfermerÃa cómo iba todo conmigo. Le dijeron que estaba bien, que la cirugÃa serÃa a las siete de la mañana. La hija de doña Beatriz salió, y platicaron algo con mi papá. Me volvà a dormir.
Cuando desperté se estaban llevando a doña Beatriz. Mi papá salió a la puerta de mi habitación a desearles que todo fuera bien. Una ambulancia se la llevaba a otro hospital. Está muy mala la señora, me dijo.
Poco después vinieron por mà y me pusieron en una camilla y me llevaron al quirófano. Ahà sà sentà un poco de miedo y vi a mi papá muy preocupado. Después me dijeron que contara de diez a cero y creo que llegué a cinco.
Cuando desperté de la anestesia tenÃa la boca seca y un poco de dolor de cabeza. Solo me podÃan dar agua para mojarme la boca pero no para tomar. DebÃa esperar unas horas más. Yo tenÃa hambre. Cuando al fin me dieron algo de comer todo lo que me llevaron fue un té de manzanilla y caldo de pollo con una galleta. No me apetecÃa pero tenÃa ganas de comer.
Mientras comÃa llegó la hija de doña Beatriz, vio a mi papá y dijo mi mami falleció. Mi papá le dijo que lo sentÃa y le dio un abrazo, que ya habÃa descansado y que Dios la iba a recibir. Entró a la habitación y se llevó algunas cosas que habÃan dejado en la carrera cuando se fueron.
Mi papá me miró y dijo que si me sentÃa bien. Todo tranquilo dije.
Esa noche dormà profundamente en el hospital y no escuché nada. Al regresar a casa estuve una semana viendo Netflix y jugando con la play.