El Santa Claus del centro comercial


Hace algunos años en noviembre estaba desempleado. Había sido un mal año, estuvimos enfermos mis dos hijos, mi mujer y yo, de distintas cosas. Mi esposa había tenido que renunciar por presiones en el trabajo. Muchos gastos en los que se fueron mis ahorros y adquirí deudas. Justo después de salir de las enfermedades, en octubre, me despidieron por recorte de personal. 

Me puse a buscar empleo pero no conseguí. Envié papelería a todos lados pero no salía nada. Durante ese tiempo hice de taxista con el carro de otra persona, pero eso también se acabó cuando se arruinó el carro. Pagaba el mínimo en la tarjeta de crédito y la deuda crecía. Vi un anuncio sobre un puesto para Santa Claus en un centro comercial cerca de mi casa. Fui a dejar papelería y me entrevistaron, pero finalmente no me dieron el empleo. Seguí buscando, a veces con familiares hacía de chofer, pero no era dinero constante. Me puse a arreglar cosas en la casa, porque no había nada más que hacer. 

El centro comercial comenzó muy temprano con la época navideña y ahí estaba el Santa Claus que habían contratado en lugar mío. De niño yo le tenía miedo al Santa Claus, pero el trabajo me hubiera caído bien, pensé. Un día más tarde volví al comercial para hacer unas compras, y noté que el Santa ya no estaba. Casualmente me topé con la mujer que me había entrevistado y me dijo que el Santa había renunciado y que si quería empezar a trabajar de una vez. Me lo dijo casi sin saludarme y yo me quedé sorprendido al principio pero dije que sí y que si quería de una vez. Así que llamé a casa y dije que iba a ser el Santa Claus del centro comercial. 

Los primeros días solo di volantes y saludaba de lejos a los niños, porque aún no estaba instalada del todo la época navideña en las personas. Cuando empecé con los niños me costó, porque hay unos que son muy inquietos, otros que hacen berrinche por nada y otros que piden un montón de cosas. Familias se tomaban fotos conmigo. El pago no era gran cosa pero vino muy bien para terminar el año. Un día apareció un ex compañero de estudios y me dijo que lo llamara en enero porque habrían vacantes en una sucursal. 

Mi hijo mayor tenía nueve años en ese entonces. Cuando le dije que iba a ser Santa durante unos días sonrió muy grande. Le dije también que no era Santa de verdad sino que me iba a disfrazar y le advertí que no esperara regalos grandes porque no tenía dinero. Luego él pedía ir todos los días a verme junto a su hermano pequeño.

El último día de trabajo llegaron de nuevo mis hijos y el mayor pidió pasar a pedir sus regalos. Cuando le pregunté qué quería de regalo me dijo que un carrito y que además quería que papi y mami ya no estuvieran tan preocupados. Casi me hizo llorar. 

Pasó la navidad y en enero llamé a mi ex compañero por lo del trabajo. Me lo dieron después de algunas entrevistas. Esto lo escribo en vísperas de navidad, algunos años después, en la computadora del trabajo que conseguí esa vez. Siempre hay problemas, pero ya no estoy tan preocupado.

José Joaquín

Soy José Joaquín y publico mis relatos breves en este sitio web desde 2004. ¡Muchas gracias por leer! Gracias a tus visitas este sitio puede existir.

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