Ricitos de oro - cuento resumen con moraleja


Había una vez una niña llamada Ricitos de Oro que vivía en un bosque con su madre. Un día, Ricitos de Oro decidió explorar el bosque y se encontró con una casa que pertenecía a tres osos: Mamá Oso, Papá Oso y Bebé Oso.

Mamá Oso estaba cocinando y dejó su silla, su cama y su plato con comida en el fregadero. Papá Oso había ido a cortar leña y Bebé Oso estaba jugando. Ricitos de Oro decidió entrar en la casa y probar la comida de Mamá Oso. Después, se sentó en la silla y luego en la cama de Mamá Oso, pero la silla y la cama se rompieron bajo su peso. Finalmente, se acostó en la cama de Bebé Oso y se quedó dormida.

Poco después, Mamá Oso regresó a casa y se dio cuenta de que alguien había estado en su casa. Encontró la comida de su plato y la silla y la cama rotas. Después de buscar un poco, encontró a Ricitos de Oro durmiendo en la cama de Bebé Oso.

Mamá Oso despertó a Ricitos de Oro y le preguntó quién era y qué había estado haciendo en su casa. Ricitos de Oro se disculpó y explicó que sólo estaba explorando el bosque. Mamá Oso comprendió que no era malintencionada y la invitó a quedarse a cenar con ellos.

Después de cenar, Ricitos de Oro regresó a su casa y le contó a su madre sobre su encuentro con los osos. Su madre estaba preocupada por la seguridad de Ricitos de Oro, así que decidió enseñarle a no entrar en la casa de extraños sin permiso.

La moraleja de esta historia es que es importante ser respetuoso y no entrar en la propiedad de otras personas sin permiso. También es importante ser amable y perdonar a los demás cuando cometen errores.


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